Pascal Beltrán del Río
CIUDAD DE MÉXICO, 20 de junio.- El gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, desea ser candidato presidencial del PAN con la misma vehemencia que anhela debatir con su homólogo mexiquense, Enrique Peña Nieto.
“Las familias en Jalisco viven mejor y ganan más que las familias en el Estado de México”, dice en entrevista con Excélsior.
“Y en seguridad estamos mejor que en el Estado de México, donde la gente vive atemorizada por los secuestros y los feminicidios”, machaca el jalisciense.
—¿Tú estás seguro que vas a ganar?—Yo estoy seguro de que voy a ganar. Yo estoy visualizando ya el momento del debate con Enrique Peña Nieto. Y me podrás decir: ‘bueno, él tiene popularidad’. Sí, pero Hugo Chávez también la tiene. ¿Eso qué? Eso no da resultados.
González sostiene que quienes lo tildan de grosero, borracho y homófobo no se han tomado la molestia de revisar sus logros como alcalde y gobernador.
Emilio González Márquez, Gobernador de Jalisco: “No soy ultraconservador; soy ultrarrevolucionario”
Es señalado como cercano a la Iglesia, pero el panista dice que sus creencias no orientan su actuación política. Pide que lo juzguen por sus resultados, mas no por su léxico: “Lo que cuentan son los hechos, y se vive mejor en Jalisco que en el Edomex”. Adelanta que en noviembre dejará la gubernatura para buscar la grande
Emilio González Márquez, el panista que gobierna Jalisco y aspira a ser candidato de su partido a la Presidencia en 2012, dice que ha sido juzgado sólo por un par de declaraciones, pero que muchos de quienes lo tildan de grosero, borracho y homófobo no se han tomado la molestia de revisar su desempeño como alcalde de Guadalajara, de 2003 a 2005, y sus logros como gobernador.
“Soy un político que trabaja mucho y da buenos resultados”, presume. Y en abono de lo que afirma, alega que en el último trienio Jalisco tiene mejores números en materia de desarrollo económico y seguridad que, por ejemplo, el Estado de México.
Respecto de su ya famoso discurso de 2008, cuando rechazó —con groserías y en aparente estado de ebriedad— las críticas que se le hacían por pretender pagar con dinero público la construcción de un templo católico donde se veneraría a los “mártires” de la Guerra Cristera, acepta ser malhablado y da las razones por las que pretendía hacer esa inversión. Asimismo argumenta que a la gente le importan más las cuentas que entrega como gobernante que su léxico.
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